La devoción y culto a las Santas Mártires Nunilón y Alodía se arraiga en esta tierra granadina a final del siglo XVI. Partió de Navarra y tiene su epicentro en Puebla de D. Fadrique y Huéscar.Después de la pacífica toma de Huéscar por los Reyes Católicos y tras las capitulaciones concertadas con su alcaide Suleiman al-Galib, Huéscar y su término, al que pertenecía el lugar de la Bolteruela hoy Puebla de Don Fadrique, quedaría como pueblo realengo y propiedad de la Corona de Castilla.
Este pacto, sin embargo, quedó roto por parte del rey en 1495. Dicho año se crea el marquesado de la villa de Huéscar que será donado en señorío a Don Luis de Beamonte, Conde de Lerín y Condestable de Navarra. Junto con el Conde de Lerín vienen multitud de navarros, que, aposentados en estos parajes, fueron configurando el carácter de estas tierras. Encontramos sus huellas en el folklore, la gastronomía, en los oficios y en nuestros apellidos (Aguirre, Carricondo, Corcostegui, Iriarte, Irigaray, Sola, Trucharte ….y los numerosos Navarro).
Pero la huella más querida y preciada que nos dejaron y mantuvieron fue la devoción popular a las Santas Nunilón y Alodía, tan veneradas en su lejano monasterio de Leyre. Poco duró el señorío de Don Luis de Beamonte en su marquesado de Huéscar, pues falleció en el año 1508. Pero antes, junto con su esposa Dª. Leonor de Aragón, hermanastra del rey católico, donó al pueblo la dehesa del Horcajón, donde poco antes y al pie de la Sagra, como buen recuerdo de los parajes montañosos navarros, había construido una ermita para depositar unas imágenes góticas de las Santas y unas reliquias que desde Leyre había traído.
Mientras tanto, el testimonio y ejemplo de devoción y culto a las Santas por los advenedizos navarros había prendido fuerte en los corazones de los nativos circunvecinos, hijos de cristianos viejos, de moriscos convertidos y bautizados, o de aquellos nuevos pobladores que vinieron tras la expulsión de los moriscos; así nos lo demuestran los viejos libros de asientos parroquiales, desde entonces, hasta nuestros días.
UN POCO DE HISTORIA
LLAMADA AL SUPREMO TESTIMONIO(«Santas Nunilo y Alodia» Tomás Moral, Osb. Monasterio de Leire, Obs. Yesa -Navarra – )Dos jóvenes doncellas de noble abolengo Por los años 824-826 los Banu-Qasi andan merodeando la Barbotania y Huesca.
Emparentados con la estirpe vascona de los Iñiguez y aliados políticos de los reyezuelos de Pamplona, ejercen más bien una política tolerante con los cristianos. No obstante, en su condición de islámicos, son fieles seguidores de la legislación judicial de Córdoba. Aunque no desarrollen, propiamente hablando, una política encarnizada en materia de religión, los incumplimientos e infidelidades a las leyes musulmanas son duramente sancionados.
En esta coyuntura política aparecen en escena dos jóvenes doncellas llamadas al supremo testimonio por el amor de Cristo. Sus nombres son Nunilo y Alodia.El padre de las Santas era un rico musulmán, su madre una piadosa cristiana. Poseían pingües posesiones en la región oscense. Siendo muy jóvenes, muere el padre de las Santas, y la madre, a pesar de que la ley mahometana se lo prohibía, educó a sus hijas en la fe cristiana. Unos años después, moría también esta buena mujer.
Las jóvenes se fueron a vivir con un tío suyo mahometano que intentó persuadirlas, por todos los medios que tenía a su alcance, a que abandonaran la fe cristiana. Fue inútil; Nunilo y Alodia, sólidamente educadas por su madre, se mantienen siempre firmes y valientes. Su tío, temiendo comprometerse teniendo en casa a dos cristianas, y sin duda también con el deseo de hacerse propietario de los cuantiosos bienes de las jóvenes y para ganar el premio que se daba a los delatores, acusó a sus dos sobrinas ante el juez.
Llamadas por el procónsul Jalaf, confesaron con toda decisión que eran cristianas y que estaban dispuestas a morir por Jesucristo. Al juez Jalaf le dieron lástima y compasión estas hermosas muchachitas jóvenes. Las mandó marchar. Encargó por su cuenta a dos mujeres musulmanas que procurasen hacerles abjurar del cristianismo. Tiempo perdido. Llamadas a Huesca por Zimael, prepósito y vicario de la ciudad de Osca, acudieron las Santas con los pies descalzos, ensangrentados, para acostumbrar sus cuerpos al sufrimiento. Serenasante el tribunal, sostuvieron este interrogatorio:
– ¿Cómo os atrevéis a abandonar la creencia de vuestro padre? Aunque no me extraña, sois unas niñas y no os dais cuenta de lo que hacéis. Escuchad mi consejo, dejad vuestro error, volved a nuestra ley. Yo os prometo buscaros un esposo honrado y rico como os merecéis.
– Somos cristianas, gracias a nuestra madre, que nos enseñó esta religión. Ahora estamos dispuestas a morir por ella.El pensó que este ímpetu juvenil cedería con el tiempo. Separó a las dos hermanas. Intentó convencerlas un día y otro con consejos, con promesas, con amenazas. Persuadía a cada una que su hermana ya se había convertido. Inútil.Cuarenta días duró la prueba. Un nuevo interrogatorio. El juez comienza prometiendo con dulzura grandes premios.
– Todo eso que prometéis, si es cierto, no vale nada en comparación con nuestro esposo Jesucristo y de sus riquezas.
– Os haré matar si no obedecéis.- Harás lo que quieras, estamos dispuestas a morir antes que negar a Jesucristo.
– Al menos, declarad ante dos o tres testigos que os acomodáis a la ley mahometana.
– Dinos, ¿hemos de morir algún día?
– Es forzoso.
– Entonces preferimos morir ahora por Jesucristo, para ir con el a la vida eterna, que vivir ahora y caer en la muerte del
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HIMNO DE LAS SANTAS ALODÍA Y NUNILÓN.
Santas Benditas, lirios nevados
de nuestro suelo, soles radientes
de nuestro cielo Alodía y Nunilón.
Puebla es toda
para ensalzaros liras de oro
y para amaros pechos son oro
descendido corazón.
Flores puras de la Sagra
que el jardinero divino
a su jardín trasplantó
nuestro perfume celeste,
cual rocío diamantino
los rosales de las almas encendió
Claveles rubicundos del martirio
poner en nuestra senda
por cada abrojo un lirio,
guiarnos hasta vos
palomas de la sierra
Santas de nuestra tierra
nuestro canto triunfal
llegue hasta Dios.
¡ VIVAN LAS SANTAS !