Anoche finalizaron en Puebla de Don Fadrique las fiestas de Pascua, de Ánimas o de los Inocentes, que se iniciaron el pasado día 25 con el tradicional pregón. Un año más, la masiva afluencia de público de toda la comarca, han llenado de colorido unas fiestas que duran cuatro días y mantienen viva y casi intacta una tradición de siglos.

Previo al inicio de la fiesta, se celebró la misa de Nacimiento, el tradicional pregón de la Ánimas, las ‘entradas’ en las Puerta de Caravaca y en la Plaza de España, el baile de los Inocentes y el no menos tradicional rezo de la salve en la Casa de las Ánimas cuyo texto, algo complicado y acompañado de una especial y antiquísima música, aún no han llegado a dominar todos los vecinos.

Una vez que los responsables de la Hermandad dan a conocer públicamente el dinero recaudado durante los cuatro días de fiesta, se invita a todos los presentes a ‘cuerva’ -sangría- y embutidos de la tierra.

En las ‘entradas’ los cinco ‘cascaborras’ o ‘calcaborras’ como también se les denomina, se dedican a perseguir a la gente, golpeándoles amigablemente. La manera de no ser golpeado es pagar a los ‘inocentes’. Algunos jóvenes se suelen proteger con mantas y otros se disfrazan. Anoche uno de los participantes en la fiesta se le ocurrió disfrazarse de Tarzán, lo que no deja de ser una temeridad debido a las bajas temperaturas que a esa hora había en Puebla de Don Fadrique, donde apenas se si alcanzaban los 5 grados.

Aunque la fiesta de Pascua finalizó anoche, los poblatos suelen acudir a las 12 de la noche del 31 de diciembre a despedir el año junto a reloj de la iglesia para, seguidamente, participar de la fiesta que organiza la Hermandad de las Ánimas en la carpa que monta el Ayuntamiento.

Según refieren los propios poblatos «la Hermandad de Ánimas y sus fiestas son sin duda la manifestación festiva, cultural y religiosa más importante de Puebla de Don Fadrique, teniendo un lugar destacado en el desarrollo de otras actividades también culturales y patrimoniales del pueblo. Tienen una música propia difícil de interpretar, con cantos y rezos ancestrales».

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Los orígenes de estas fiestas tan particulares en el norte de la provincia de Granada se remontan nada menos que a 1537, cuando Fray Antonio Santander y Fray Francisco de Huete, este último confesor de Ana Inés de Mendoza y Portocarrero, cuarta duquesa de Alba, consiguieron del regente de España, Francisco de Cisneros, que las limosnas recogidas fuesen a destino de rezos y sufragios de las «benditas ánimas del purgatorio» y que saliesen además «en las vísperas de la Virgen y Natividad de nuestro Señor Jesucristo», o sea, entre los días 25 al 29 de diciembre, en la que se celebraba también la fiesta de los cascaborras (anteriores a la hermandad).

En el año 1543 se fusionaron la Hermandad de Ánimas con los Cascaborras, acompañados por costaleros y música de cuerda. Presidía el estandarte de la Virgen del Carmen, una tradición que aún se conserva. En 1790 se crean sus estatutos y ordenanzas y recibe un fuerte impulso de los paisanos de aquella época.

Con la invasión napoleónica esta tradicional fiesta desapareció hasta el año 1813, cuando se reinicia con fuerza por iniciativa de Fray Gerardo de Muela, quien consiguió del entonces Rey Fernando VII una Real Célula en la que transfería los poderes de autoridad durante los días del recorrido a esta Hermandad, compuesta por alcaldes, ministros, secretarios y demás componentes de la misma. Precisamente, el atuendo de estos, que aún se conserva, es del estilo de aquella época napoleónica.

Fuente: ideal.es