En la zona central de los campos de Bugéjar, entre dicha pedanía y Toscana, se sitúa un cerro testigo, elevándose a ochenta metros sobre los llanos circundantes. Este cerro, en forma de herradura y con algo más de 34 hectáreas de extensión, por su situación central, así como por las amplias posibilidades de control visual sobre los tres accesos más importantes al ámbito de esta zona ha sido un lugar ocupado en distintos momentos de la historia.
El yacimiento fue localizado durante la campaña de prospección de 1999 en los Llanos de Bugéjar, por un equipo compuesto por A.M. Adroher, A. López, F.J. Brao, A. Caballero y J.A. Salvador, al que se incorporó poco tiempo después un nutrido grupo de alumnos y arqueólogos de la Universidad de Granada, como Antonio David Bravo, Rafael Godoy, Adela Guerrero, Mª Paz López, Enrique Morales, Francisco J. Sánchez y Amparo Sánchez, miembros todos ellos del equipo de investigación que durante siete años estuvo trabajando en la zona con un proyecto general de investigación aprobado pr la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, bajo la codirección de Andrés M. Adroher y de Antonio López., realizando todos los estudios de topografía, materiales, analíticas etc. los miembros anteriormente citados.
El yacimiento está bien conservado ya que puede seguirse la casi totalidad del perímetro amurallado, el cual encierra en su interior un espacio que supera ligeramente la media hectárea de extensión. En planta se dibuja una estructura subrectangular, quebrada en su mitad norte para adaptarse ligeramente a las visicitudes de la topografía.
El recinto presenta tres accesos. El más importante de ellos está situado en el extremo occidental, ubicándose junto a una torre defensiva. La segunda puerta se sitúa en una vaguada en el sector Oeste, a algo más de treinta metros de la esquina Nordoccidental; permite una salida rápida a los llanos colindantes por el Norte. Existe una tercera puerta de aceso abierta en el extremo oriental, siendo la de acceso más sencillo y estando reforzada con una torre lateral.
Entrando a la fortificación por ésta última, nos encontramos con una calle, en sentido Este-Oeste que delimita al norte una batería de tres edificaciones, divididas internamente en dos estancias cada uno. La mayor de ellas es de 4,90 metros de anchura, y la menor de 2,6. Podría tratarse de los barracones para los soldados, considerando que las dos estancias corresponderían con contubernia (espacio para reposo de los soldados) la mayor y con arma (almacenaje de la panoplia militar de cada uno de ellos) la menor de ellas.
Al otro lado de la calle, en el sector meridional, y situada inmediatemente al lado de la puerta principal nos encontramos con una torre dividida en cuatro estancias pareadas, don pequeñas y dos mayores posteriores, a modo de cuerpo de guardia.
En la parte central de la fortificación existe un edificio, de planta totalmente cuadrada con una estructura interna semejante a los barracones. Presenta dos estancias al interior, de distinto tamaño, accediéndose desde el exterior directamente a la mayor de ellas, y desde aquí, a la pequeña. Los muros perimetrales son de un metro de anchura, lo que permite considerar, que al igual que la que se sitúa junto a la puerta principal del recinto, ésta es otra torre, si bien la funcionalidad de las habitaciones podría estar relacionada con el cuartel general, sede del jefe de la tropa acuartelada, por tanto, principia de la guarnición.
Entre esta estructura y la muralla se suceden una serie de habitaciones que pudieron estar adosadas entre sí. En el punto donde se produce el quiebre de la muralla septentrional, la siguiente estructura que se documenta es otra torre, de menores dimensiones que las anteriormente descritas. Continuando hacia el límite occidental de la fortificación, en este punto llegamos a un gran espacio abierto, posiblemente relacionado con las caballerizas.
Finalmente llegamos al extremo occidental. En este punto se presenta el único caso de una estructura adosada a la muralla extramuros. Se trata de una edificación de planta rectangular, con una división interna en tres ambientes, de los cuales los dos de las esquinas son más anchos que el central, desde el cual se accede a los laterales.
Respecto al capítulo de la cronología, hay que reconocer un grave problema relacionado con la escasez de material localizado. La mayor parte del mismo se corresponde con cerámica indígena de pasta oxidante, fragmentos de ánfora itálico-republicana, Campaniense A, paredes finas, cerámica común itálica, engobe rojo pompeyano, borde de ánfora tarraconense tipo Pascual 1, y una nueva serie que hemos denominado bruñida gris republicana que imita formas propias de Campaniense B y que es características del siglo I a.C. Por todo ello consideramos que la fundación debió tener lugar en torno al año 100 a.C. y finalizaría antes del reinado de Augusto.
La función primordial de este castellum fue el control de una zona de paso hasta que, en los años 9/8 a.C se proyectó la Vía Augusta, que, en su tramo de Cartagena a Guadix pasaría necesariamente por Lorca, y, desde aquí, buscaría el altiplano granadino a través del pasillo de Chirivel, el cual había estado cerrado durante época ibérica, momento durante el cual el camino de Cartagena a Guadix pasaría por Caravaca, para acceder a Puebla de Don Fadrique, lo que explicaría la ubicación del oppidum de Molata de Casa Vieja, y, tras su destrucción por parte del ejército romano, la del Cerro del Trigo, castellum que, en consecuencia respondería al control de la antigua vía de comunicación, quedando sin funcionalidad en el momento en que el eje de comunicación se traslada justo antes del cambio de era algo más al sur, al abrir el pasillo de Chirivel. Por tanto, este dato nos arroja una información interesante sobre la propia funcionalidad del castellum, no siendo propiamente la de un establecimiento militar para el control de las tribus indígenas de la zona (por otra parte, muy debilitadas tras la defección de los dos oppida más importantes (Cerro de la Cruz y Molata de Casa Vieja) sino la de otra fortificación que controlaba un camino de vital importancia entre el sureste y el Alto Guadalquivir, vía que quedó como secundaria a partir de la estructuración de la vía augusta.
Fuente: CEAB. Centro de Estudios de Arqueología Bastetana.